Cómo la música nos transporta al pasado
por CRISTINA DE MARTOS (fuente del presente escrito)
MADRID.- Tras el volante, por una carretera cualquiera y escuchando la radio. De pronto, reconocemos los primeros compases de una vieja canción y en nuestra cabeza se desata una cascada de pensamientos y emociones que nos transportan a nuestro noveno cumpleaños, un día de verano con amigos o la muerte de un ser querido. Tal es el poder de la música. Un investigador estadounidense explica qué ocurre en el cerebro cuando una melodía nos hace viajar al pasado.
¿A quién no le gustaría que determinados momentos de su vida estuvieran acompañados por su propia banda sonora? Los compases de ‘Rocky’ sonando mientras sudamos sobre la cinta en el gimnasio, el Coro de los Peregrinos aullando en Hi-Fi mientras acabamos con la última mota de polvo de las estanterías o una ocarina silbando una melodía ‘pastelona’ para los momentos más románticos.
Nuestro día a día carece de banda sonora espontánea pero muchos de nuestros recuerdos son “películas mentales que empiezan a proyectarse en nuestra cabeza cuando escuchamos una pieza musical familiar que actúa como su banda sonora”, explica Petr Janata, profesor de psicología en el Centro para la Mente y el Cerebro de la Universidad de California en Davis.
Janata relata en las páginas de la revista ‘Cerebral Cortex’ cómo en una región de nuestro cerebro, relacionada con el almacenamiento y la recuperación de recuerdos, las neuronas trabajan como centro de conexión entre melodías familiares, memoria y emoción. Trabajos previos de este especialista habían demostrado que la música, como los olores, es un potente evocador de recuerdos.
Una región capaz de seguir la estructura musical
Trece estudiantes de la citada universidad se prestaron para el experimento en el que escucharon 30 fragmentos de canciones –extraídas de listas Top 100 correspondientes a cuando ellos tenían entre siete y 19 años- mientras Janata examinaba sus cerebros mediante una resonancia magnética funcional. Los participantes debían además puntuar de cada tema lo familiar que les era, si les había gustado, traído o no recuerdos y otras cuestiones similares.
De media, cada uno reconoció 17 de las 30 canciones y de ellas unas 13 estaban moderada o fuertemente asociadas con memorias autobiográficas. Aquellas que evocaban recuerdos más vívidos eran capaces también de provocar las respuestas emotivas más conmovedoras.
Cuando Janata comparó las respuestas de los participantes con sus resonancias se percató de quecuanto más importante era el recuerdo evocado mayor actividad registraba la parte alta (dorsal) del córtex prefrontal medial, una zona que previamente había despertado su interés por varios motivos. Por un lado, está relacionada con la recuperación de las memorias y, por otro, el placer y las respuestas emocionales provocadas por la música modulan su actividad.
Pero esto no fue lo más sorprendente. Empleando un modelo diseñado por él mismo, Janata elaboró mapas tonales de cada fragmento de canción y comprobó cómo esta región cerebral seguía el progreso de la melodía al tiempo que evocaba los recuerdos que le traían esas notas. Es decir, es capaz de “seguir los aspectos estructurales de la música”, señala el autor.
Los descubrimientos de este investigador podrían explicar, al menos en parte, por qué la música es capaz de provocar fuertes respuestas en pacientes con el mal de Alzheimer, cuyas memorias están devastadas. La zona dorsal del córtex prefrontal medial es, curiosamente, una de las que más tarde se atrofian en estos enfermos y tal vez por eso escuchar una melodía de antaño desate en sus cabezas emociones y recuerdos.
es muy interesante y constructivo saber todo esto, muchas gracias.
ResponderEliminarGracias a vos, me alegra si te sirvió la información, saludos.
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